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Vampiros en la antigua Grecia

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Los vampiros son criaturas no muertas, temibles y que se alimentan de sangre. Al menos así se nos ha mostrado desde la cultura eslava. Sin embargo, los Vrukolakas, termino griego para referirse a los vampiros, aunque se asemeja a los vampiros eslavos, existen algunas diferencias. La creencia en los Vrukolakas estuvo muy extendida en Grecia. La creencia en esta criatura se extendió sobre todo en algunas regiones rurales hasta mediados del siglo XX. Conozcamos un poco más a los vampiros en la antigua Grecia.

Criaturas de la antigua Grecia que se parecen a los vampiros

Hay muchas criaturas de la mitología griega que se asemejan a los vampiros. Por ejemplo tenemos los Empusas, Lamia, Mormo y los Striges. Hablemos un poquito sobre las criaturas de la antigua Grecia que se parecen a los vampiros.

Las Empusas eran seres que, a menudo, adoptaban la forma de hermosas mujeres. Tenían una pierna de bronce que era controlada por Hécate, titánide asociada a la magia y a la brujería en la antigua Grecia. Estas criaturas seducían y se alimentan de los cuerpos de los jóvenes en la mitología griega.

Del mismo modo, Lamia era una escalofriante mujer griega que cambiaba de forma y que consumía carne humana, sobre todo de niños. Quizá la representación más famosa de esta criatura se dio en la comedia Paz del dramaturgo griego Aristófanes. En sus antiguos comentarios de su obra explicaba el papel que Lamia desempeñaba en la mitología griega. Lamia fue una reina de lo que hoy es Libia y, como no, amante de Zeus. Cuando Hera, esposa y hermana de Zeus, se enteró de que su marido le fue infiel con Lamia, mató a los hijos de esta unión. Entonces Lamia afligida por su dolor se lanzó a matar a todos los niños que podía atraer con su poder. Se dice que las madres atenienses la utilizaban como amenaza para asustar a los niños que se portaban mal.

Mormo, se parece a Lamia, ya que también era un espíritu femenino del que se dice que consumía niños. A día de hoy, las madres y cuidadores griegos invocan a la criatura para asustar a los niños problemáticos.

Por ultimo, el Strix, en plural Striges, hace referencia a un pájaro mítico carnívoro que era mitad búho y mitad murciélago. Esta criatura nocturna, con gran pico puntiagudo y temibles garras, se alimentaba de niños, e incluso se creía que era una bruja disfrazada.

Los Vrukolakas en la cultura griega

En la cultura griega, hay muchas formas de transformarse en Vrukolakas. La mayoría de las veces, se creía que las personas excomulgadas por la Iglesia y estas eran enterradas en suelo no consagrado se transformaban en vampiros.

Durante la Segunda Guerra Mundial Grecia sufrió la Gran Hambruna. Durante esta trágica etapa unas 300.000 personas murieron de hambre. Esto hizo que los cementerios se desbordaran, y mucha gente enterró a sus seres queridos en fosas comunes. Esta situación causó una gran angustia en el pais, ya que la creencia en los vrukolakas estaba muy arraigada, y algunos temían que sus familiares se convirtieran en vampiros por no estar enterrados en cementerios. Trágicamente, algunas familias estaban tan asustadas que incluso decapitaban los cadáveres de sus seres queridos antes de enterrarlos para evitar que estos se convirtieran en vampiros.

En otras regiones, la gente creía que comer la carne de una oveja que había sido herida por un lobo o un hombre lobo podía provocar la transformación vampírica.

La leyenda dice que el cuerpo de los Vrukolakas, aunque esté muerto, no se descompone. Estos se volvían bastante fornidos, sanos y adquirían un tono de piel rojizo debido a su dieta de carne y sangre. Esto es muy diferente a las descripciones modernas de los vampiros como pálidos y de aspecto enfermizo. A menudo se sospechaba que los que tenían el pelo rojo y los ojos claros eran vampiros, ya que se parecían a los pueblos eslavos, cuya cultura estaba llena de estas criaturas.

En Grecia se creía que los vampiros traían una gran destrucción a los pueblos. Se les describía como figuras nómadas que recorrían el país en busca de víctimas a las que atormentar. En muchos relatos se describe incluso a los Vrukolakas como portadores de enfermedades y epidemias en pueblos de toda Grecia. Se dice que mataba a sus víctimas sentándose sobre ellas o aplastándolas mientras estas dormían y que después se alimentaba de su carne y sus órganos, especialmente del hígado.

Muchos han atribuido esta leyenda a la parálisis del sueño, una enfermedad que hace que quienes la padecen pierdan el control de sus músculos durante un breve periodo justo después de despertarse o dormirse. Los que sufren parálisis del sueño suelen alucinar y describen haber visto figuras y otras imágenes aterradoras a su alrededor.

La leyenda griega que más persiste de los vampiros, en la que muchos siguen creyendo hoy en día en la Grecia rural, consiste en llamar a las puertas. En la cultura griega, lo Vrukolakas recorrían las aldeas llamando a las puertas y pronunciando los nombres de sus habitantes. Si nadie respondía a la llamada inicial, el vampiro pasaba a la siguiente casa sin causar daño. Si alguien abría la puerta, los Vrukolakas les haría morir unos días después, lo que provocaría la conversión en uno de ellos. Razón por la que, en algunos pueblos griegos hoy en día, los residentes sólo responden a su puerta después de una segunda llamada, nunca después de la primera.

Pero, ¿cómo se podía matar a Vyrkolakas? Para matar a esta criatura había varias maneras. Entre ellas el empalamiento, la decapitación o la incineración mientras este dormía en su tumba. Al destruir el cuerpo de la criatura, se creía que la persona se liberaba de vivir eternamente como Vrukolakas, y en ese momento se procedía al descanso eterno.

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Viaje con destino a Grecia

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