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La juventud de Heracles

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La juventud de Heracles fue bastante agitada, aunque creció sano y fuerte. Estuvo marcada por numerosos altercados que comentaremos en esta entrada.

Heracles recibió junto con su hermano, Ificles, clases de música del maestro Lino. Sin embargo, Heracles era un estudiante insurrecto e indisciplinado, así que a Lino no le quedaba otra que regañarle constantemente. Un día Heracles se cabreó de tal manera que le atizó con una lira, matándolo al instante. El joven Heracles fue acusado de asesinato y debió comparecer ante un tribunal. Heracles salió del aprieto aludiendo un decreto de Radamantis, según el cual existía el derecho de matar al adversario en caso de legítima defensa, aunque realmente Lino no había tocado a Heracles. Por lo que fue absuelto.

No obstante, Anfitrión, preocupado, y temiendo que su hijo adoptivo tuviese nuevos arrebatos de rabia se apresuró a enviarlo al campo, y lo puso al frente de sus rebaños. Allí, según una tradición, un boyero escita llamado Téutaro continuó educándole, instruyéndolo en el arte de manejar el arco.

El joven Heracles siguió realizando heroicidades tales como matar al León de Citerón, que estaba molestando y apresando los rebaños locales. Cuando Heracles regresaba de su cacería se encontró con los emisarios del rey minio Ergino de Orcómeno, que había derrotado años atrás a los tebanos y les había obligado a pagar un gran impuesto cada año. Heracles los atacó, les cortó la nariz y las orejas, que ató a sus cuellos, los mandó de vuelta con el mensaje de que ese era todo el tributo que iba a recibir. El rey tebano Creonte le premió otorgándole la mano de su hija, la princesa Megara, con la que tuvo varios hijos. Pirra, su hermana menor, se casó con Ificles.

Como podemos observar, la juventud de Heracles fue algo inquieta y violenta. Sin embargo, esta historia no acaba aquí. Continuaré hablando de este héroe griego. En los próximos días os hablaré de sus amantes y esposas. Espero que os haya gustado. Un saludo.

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