Cuando Vassilis Tsitsanis falleció el 18 de enero de 1984, el día de su 69 cumpleaños, los historiadores y expertos de la música sabían que nunca habría otro Tsitsanis y que toda la música popular griega a partir de entonces derivaría únicamente de su legado.
Las composiciones y el virtuosismo del bouzouki de Tsitsanis nunca han sido igualados, ni lo serán, y cuando los griegos hablan de laiko tragoudi (canción popular) la imagen del gran músico es la primera que les viene a la mente.
Vida temprana de Vassilis Tsitsanis
Nacido en Trikala el 18 de enero de 1915 -exactamente 69 años antes de su muerte-, era uno de los 14 hijos de Kostas Tsitsanis, un fabricante de tsarouhis (zapatos que visten los Evzones) del Epiro. Eran tiempos difíciles para Grecia, y sólo cuatro de los hijos de Kostas Tsitsanis sobrevivieron, tres hijos y una hija.
El amor de Vassilis por la música apareció muy pronto, cuando empezó a tocar la mandolina de su padre. Su hermano Christos tocaba el bouzouki. Pronto, los dos hermanos tocaban música en la cafetería de su padre en Trikala, que llevaba el nombre de la familia.
La pérdida de su padre a los 11 años fue un catalizador para la vida de Vassilis Tsitsanis. La mandolina de su querido padre y mentor fue modificada en un bouzouki por un fabricante local de instrumentos musicales. El joven Vassilis quedó encantado con el sonido del instrumento, a pesar de que en el instituto aprendió a tocar el violín.
Tsitsanis escribió su primera canción a los 15 años. Unos años más tarde, dejó su casa de Trikala para ir a Atenas a estudiar Derecho. Era finales de 1936.
Para complementar sus ingresos en la capital, tocaba música en tabernas. La taberna Bizelia, en el barrio pobre de Kolonos, se convirtió en su primer «hogar» en Atenas. Allí conoció al cantante Dimitris Perdikopoulos, que llevó al joven músico a Columbia Records.
Allí, Tsitsanis grabó su primer disco en 1937. Arhontissa es la canción más famosa que grabó entonces. Junto a ella, escribió This is Why I Wander, For These Black Eyes y muchas otras que cantaron Stratos Pagioumtzis, Stellakis Perpiniadis y Markos Vamvakaris.
En 1938, Tsitsanis fue reclutado en el ejército griego como operador de telégrafo y radio. Casi todas las noches saltaba la alambrada del campamento militar y se iba a tocar el bouzouki a las tabernas. También aprovechaba sus permisos de 48 horas para grabar para Columbia.
Vassilis Tsitsanis y rebetika
En esa época, el joven músico quedó impresionado por las canciones rebetika procedentes de los griegos de Asia Menor. Incorporó el estilo y los ritmos orientales a su música. Sin embargo, la rebetika estaba censurada en aquella época, ya que el dictador Ioannis Metaxas estaba en el poder y era contrario a la música procedente de Oriente. La rebetika estaba marginada hasta el punto de estar prohibida, y eso era algo que atraía a Tsitsanis.
Durante la ocupación alemana, el músico se trasladó a Tesalónica, donde tocó en varias tabernas. Durante esos años escribió muchas canciones, que se grabaron después de la guerra: Ungrateful, Bachtse Tsifliki, The Circus, Magical Nights, Beggar of Love, Derbederissa y, por supuesto, Cloudy Sunday (Synefiasmeni Kyriaki), su canción más conocida.
En 1946, cuando regresó a Atenas, grabó todas estas canciones. La década de 1945 a 1955 fue la más prolífica para Tsitsanis, ya que escribió la mayor parte de sus canciones populares durante ese periodo.
Con sus canciones, Tsitsanis puso en primer plano a nuevos cantantes que más tarde se convertirían en leyendas de la música popular, como Marika Ninou, Sotiria Bellou o Prodromos Tsaousakis.
Las canciones eran abundantes y geniales: We are Tramps, I Took the Streets and Come to You, We Broke Up at Sundown, Crazy Gypsy, The Rain Falls Hard, Beautiful Thessaloniki, The Mountains Echo, Factories, You Make Mistakes, Little Crabs, Every Night I’m Sad, Dawning and Dusk is Falling, Come as You Are.
Después de mediados de los 50, la forma de las canciones populares cambia. También lo hace su aceptación por parte del gran público. Las canciones populares ya no son apreciadas sólo por los griegos pobres. La nueva clase media aprecia las canciones populares, que se vuelven más suaves y refinadas.
Las influencias orientales y occidentales comienzan a introducirse en las canciones y la música no sólo suena en las tabernas, sino también en clubes y bares. Tsitsanis intenta aclimatarse sin abandonar su estilo personal. Lo mismo ocurre en los años siguientes, cuando el ambiente musical vuelve a cambiar.
Tsitsanis empieza a escribir canciones con las nuevas influencias, cantadas por nuevos cantantes que se hacen grandes con los años: Stellios Kazantzidis, Grigoris Bithikotsis, Akis Gavalas, Manolis Angelopoulos, Kaiti Grey, Polly Panou, Haroula Lambraki, Stamatis Kokotas. Pero Tsitsanis también empezó a cantar él mismo muchas de sus canciones.
Hacia 1980, bajo los auspicios de la UNESCO, se grabó un álbum doble titulado Harama, que era el nombre del club en el que Tsitsanis actuó en los últimos 14 años de su carrera y de su vida. En el álbum, interpreta varias de sus canciones clásicas y varios temas de improvisación con su bouzouki.
En 1984, el día de su cumpleaños, Tsitsanis falleció en el Hospital Brompton de Londres tras complicaciones derivadas de una operación de pulmón. Hacía sólo 24 días seguía actuando en el Harama y escribiendo nuevas canciones.