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Los tipos de amor en la antigua Grecia

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Los antiguos griegos, a la hora de hablar sobre el amor, fueron muy específicos. Estos diferenciaron 6 tipos de amor para cada uno de los tipos de relaciones que existían entre las persona. Entonces, ¿cuáles eran los tipos de amor en la antigua Grecia? ¿Y cómo pueden inspirarnos para ir más allá de nuestra actual adicción al amor romántico?

Eros, la pasión sexual

El primer tipo de amor era eros, llamado así por el dios griego de la atracción sexual, y representaba la idea de la pasión, además de la fertilidad. Pero los griegos no siempre lo veían como algo positivo, como solemos hacer hoy. De hecho, el eros se consideraba una forma de amor peligrosa, ya que podía apoderarse de ti. Esta actitud fue compartida por muchos pensadores espirituales posteriores, como el escritor cristiano C.S. Lewis.

Eros implicaba una pérdida de control que asustaba a los griegos. Lo cual es curioso, porque perder el control es precisamente lo que mucha gente busca ahora en una relación. ¿Acaso no esperamos todos enamorarnos «perdidamente»?

Philia, amistad profunda

La segunda variedad de amor era la philia o amistad, que los griegos valoraban mucho más que la sexualidad básica del eros. La philia se refería a la profunda amistad que se desarrollaba entre guerreros que habían luchado codo con codo. Se trataba de la lealtad a los amigos, de sacrificarse por ellos, así como de compartir las emociones con ellos. Otro tipo de philia, a veces llamada storge, encarnaba el amor entre padres e hijos.

Todos podemos preguntarnos cuánto de esta philia tenemos en nuestras vidas. Es una pregunta importante en una época en la que intentamos acumular «amigos» en redes sociales, logros que apenas habrían impresionado a los griegos.

Ludus, amor lúdico

Los griegos entendían el ludus como el afecto entre niños o jóvenes amantes. Todos hemos probado el amor lúdico en el coqueteo y las bromas en las primeras etapas de una relación. Pero también vivimos el ludus cuando nos sentamos en un bar a bromear y reír con los amigos, o cuando salimos a bailar.

Bailar con desconocidos puede ser la actividad lúdica por excelencia, casi un sustituto lúdico del propio sexo. Puede que las normas sociales frunzan el ceño ante este tipo de frivolidad adulta, pero un poco más de ludismo puede ser justo lo que necesitamos para dar sabor a nuestra vida amorosa.

Ágape, amor por todos

El cuarto amor, y quizás el más radical, era el ágape o amor desinteresado. Era un amor que se extendía a todas las personas, ya fueran familiares o extraños. Ágape se tradujo posteriormente al latín como caritas, que es el origen de nuestra palabra «caridad».

Cada vez hay más pruebas de que el ágape está en un peligroso declive en muchos países. Los niveles de empatía en el mundo han disminuido drásticamente en los últimos años. Necesitamos urgentemente reavivar nuestra capacidad de preocuparnos por los demás.

Pragma, amor de larga duración

Otro amor griego era el amor maduro conocido como pragma. Se trata de la profunda comprensión que se desarrolla entre las parejas casadas desde hace tiempo. La pragma consistía en hacer concesiones para que la relación funcionara con el tiempo, y en mostrar paciencia y tolerancia.

Dado que algunos matrimonios terminan en divorcio o separación, los griegos seguramente pensarían que deberíamos aportar una seria dosis de pragma a nuestras relaciones.

Philautia, amor a sí mismo

La sexta variedad de amor de los griegos era la philautia o amor a sí mismo. Lo griegos se dieron cuenta de que había dos tipos: una era una variedad poco saludable asociada con el narcisismo y otra más sana que potenciaba tu capacidad de amar en sentido más amplio. La idea era que si te gustabas a ti mismo y te sentías seguro de ti mismo, tendrías mucho amor para dar a los demás.

Los antiguos griegos encontraban diversos tipos de amor en las relaciones con un amplio abanico de personas: amigos, familia, cónyuges, extraños e incluso ellos mismos. Esto dista mucho de nuestro típico concepto de consolidar en una sola relación romántica todos los diferentes amores envueltos en una sola persona.

Conclusión

El mensaje de los griegos es claro. Hay que cultivar las variedades del amor y aprovechar sus múltiples fuentes. No hay que limitarse a buscar el eros, sino cultivar la philia pasando más tiempo con los viejos amigos, o desarrollar el ludus bailando toda la noche.

Además, debemos abandonar nuestra obsesión por la perfección. No esperes que tu pareja te ofrezca todas las variedades de amor, todo el tiempo. Reconoce que una relación puede comenzar con mucho eros y ludus, y luego evolucionar hacia la encarnación de más pragma o ágape.

Los tipos de amor en la antigua Grecia también puede servir de consuelo. Al trazar un mapa de la medida en que los seis amores están presentes en tu vida, puede que descubras que tienes mucho más amor del que habías imaginado, incluso si sientes la ausencia de un amante físico.

Ya es hora de que introduzcamos los tipos de amor en la antigua Grecia en nuestra forma de hablar y pensar de cada día. Hagamos que el amor tenga su propio vocabulario.

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